Como no dedicar una entrada a las maravillosas comiditas cenicientas, esas que a todos llegaron al estomago. En mi vida me hubiera imaginado que una comida cenicienta pudiera ser como las que durante el jueves y el viernes se vieron en el salón de actos, no solo las comiditas sino los picnic cenicientos que también se las traían.
Nadie pudo escapar de las garras de tanta comidita cenicienta, había tanta variedad y tantas cosas buenas que si no estuvisteis allí nunca os lo podréis imaginar. Se juntaron desde bizcochos a magdalenas y galletas caseras, sin olvidar los cafés y tés.
Todo el mundo compartía sus comiditas y ofrecía al resto la oportunidad de deleitarse con su menú.
La verdad es que estamos de enhorabuena todos por haber hecho que el curso fuera una maravilla.
